Un mosso corría por la Ciutat Vella de
Barcelona a alguien que pasó tan rápido que no alcanzamos a ver bien. Seguimos
andando y un poco más adelante encontramos a los turistas que habían sido
robados. Las especulaciones sobre el
ladrón no tardaron en aparecer: que si es de allí, de allá o de acullá. Descartando
posibilidades mi amiga dijo: “los pakis no roban”. Me reí y le dije algo sobre
cómo estaba tan segura y ella se rió conmigo: Pakistán tiene
más de 180 millones de habitantes.
Otras generalizaciones son mucho menos felices.
Si sos mujer y brasileña se va a pensar en prostitución, sin importar que te
ganes la vida publicando libros porque la cabeza te da para mucho más que al
otro que sólo alcanza a usar sus sinapsis para estereotipar. No se hace un esfuerzo
por conocer, no hay interés en conocer. Los significados y verdades del universo
empiezan y terminan en un espacio muy reducido de pensamiento y de nulo
cuestionamiento que se expande en todas las esferas de la sociedad.
Obvio que esto no es algo exclusivo de
Barcelona o de Europa. En América Latina -en Uruguay- ocurre igual pero como la
circulación de personas es mucho más limitada es algo a lo que no te enfrentás
tan a menudo como al vivir en una ciudad cosmopolita. En Uruguay están más a
flor de piel los estereotipos de género y de clase. Y de tanto en tanto, cuando
entre los tres millones y medio de habitantes -casi todos blancos
judeocristianos- aparece alguien diferente también será mirado con otros lentes
estereotipados y será tratado acorde.
Hace 20 años miraba con ilusión una realidad algo semejante a Barcelona en diversidad. Cuando conocí Nueva York en 1993 creí que aquella babilonia
hablaba de convivencia, de riqueza cultural compartida, y no era así. La
distribución del espacio ya lo decía: Chinatown, Little Italy… Temo que este
sea el camino que sigue Barcelona: arriba de la Diagonal unos, en L’Hospitalet
otros, en el Raval otros otros. Un camino de tensión en el que circulan frases como
“la amistad: entre iguales”. Desanima un
poco si no fuera porque también hay gente que se interesa en conocer a las personas y gente inteligente,
como mi amiga que ahora cada vez que en una conversación surge un comentario
estereotipado se ríe y me dice: “los pakis no roban”.